Que cuestas, madre mia!!, aunque siempre han estado ahí, quizá sea la edad la que nos haga verlas mucho mas empinadas.
Ayer y hoy actuamos en este pequeño pueblo de Navarra en el café Lorente (que siempre ha estado ahí tambien) donde Miguel, con su profesionalidad ante el negocio nos trata como a ese pariente lejano que vuelve a casa por navidad.
Local pequeño, buena gente, donde no caben grandes montajes, ni luces, ni casi los músicos, y donde el artista o toca y canta de verdad o se nota mucho. Al final como en una buena comida... el cliente lo agradece y sale satisfecho.
A nosotros nos gustan estos pueblos, donde las cosas todavia tienen ese sabor inconfundible y la gente te habla sin tonterias.
Volveremos, seguro que sí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario